viernes, febrero 23, 2007

Abrazo de oso

Este despertar de año me recuerda el entumecimiento que siento tras cada hibernación.

Y es que siempre, tras comer y hartarme de experiencias, me inunda un sopor de ensueño. Después de alimentarme de encuentros cotidianos, asimilar su profundidad en mi vida equivale a tremenda digestión. Ahíto de sonrisas y recuerdos plenos, ruedo rechoncho y feliz. Me froto contra los árboles otoñales hasta agotar la comezón del cambio. Cada ciclo olisqueo los frentes fríos abrigado en la calidez de mil abrazos. Contemplo después maravillado los rizos del viento, que los blizzards muestran al nevar.

Me retraigo pues a meditar, bajo el manto blanco de silencio invernal. Sin que mota extraña modifique lo más mínimo el impecable papel. Las reservas del recuerdo y la confianza bastarán.

Hace días que giran las ideas deseando resurgir. Me queda un poco grande el abrigo de los grandes, que no cesaron de cantar. Salud amigos que, aunque algo entumecido, celebro despertar. Gruño gustoso a la fraternidad.

© Ricardo Medina Covarrubias, clipp
23 de febreo de 2007

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