domingo, enero 22, 2012

Presente - Ausente

Estás casi presente, como un murmullo distante o cambio en el viento, eres multitud doblando la esquina o ventisca que anuncia un tornado por llegar, no sé. De repente, en tus labios y tu mirar rebotan a lo lejos los ecos de pasado, los destellos del encuentro renovado por venir.

Estás casi ausente, el ansia de la pérdida me inquieta, asalta y no se diluye por no estar. Como si las inercias de lo mecánico tomaran iniciativa en su propio cauce, conspirando anónimas para evitar la esquina, o para llevar el canto de la lluvia a otro mar, quizás. Y entonces quedo inmerso en tu sonrisa y empapado por tus guiños, quienes resuelven con gozo, por cada momento que llevamos hasta aquí.

Por esto, en cada fragmento de encuentro contigo, recolecto y forjo cristales de afecto radiante, canto de aliento y perenne compartir. Mírame, aquí estoy, sigo aquí. Óyeme, no me alejo ni me voy.


Ricardo Medina Covarrubias
22 enero 2012

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lunes, diciembre 15, 2008

¿Alguien duda?

¿Quién podría dudar que exista en muchos la convicción de resguardar la inocencia? Contra todo lo que la amenace, más allá de las vejaciones mundanas. Supera sin duda toda fragilidad y desencanto, falsamente adultas y más bien adolescentes en su decepción.

¿Quién no reconoce que también hay gozo en la entrega? Y que se puede sonreír simplemente por ver ojos azorados de ilusión y bocas inundadas de sonrisas. Sin más premio que el encuentro, sin mayor recompensa que una dulce clandestinidad.

¿Quién puede negar que la magia se reproduzca en todo el mundo, cada año, generación tras generación? En modos infinitos, al regalar inocencia y entrega, más serenos y plenos quedan todos los pequeños duendes que actúan maquinando sus regalos de ilusión. Y estas cualidades les van encaneciendo y redondeando, con cada regalo y con cada estación.

¿Alguien duda que exista Santa Claus?

© clipp, Ricardo Medina Covarrubias
15 diciembre de 2008

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sábado, abril 26, 2008

Cordialidad

Cada impulso es flujo nuevo en las entrañas. Cada esfuerzo es vida llevada un poco más allá. Y hay veces que cuenta con tan poco espacio para henchirse a gusto y palpitar.
Tanto espacio necesario para fluir, y a veces tantas trabas innecesarias que se acumulan por ahí. Se cierran los hombros, cual montañas de angustia a su alrededor. Se hunde el pecho en un mar de tristeza por aquel pasado irremediable. O se tropieza con rencores por esos otros descuidos sin sentido, por alguna torpeza sin razón.
Cómo reconforta la marcha al abrirse el camino, tras saladas olas de tormenta, cuando llegan las dulces lluvias de la paz y la esperanza. Sanan los afectos y los pulsos, la vida recobra plenitud y puede uno entregarse un poco más…

© Ricardo Medina Covarrubias, clipp
26 abril, 2008

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miércoles, diciembre 05, 2007

Pulso vital

En el ciclo de lo eterno
Diferentes órdenes de lo perenne
Primero el agua a cielo abierto
En un mar de silicato que sostiene
Destellos de vida en refracción.

Con el palpitar del tiempo,
a través ciclos de horas y estaciones,
replica la tarea de lo cierto.
Alternan renuevos e ilusiones,
y aletea el anhelo del momento.

Palpita el pulso vital en tu pecho.
En destellos de metal y aliento,
portando en tu andar el tiempo,
con cada paso, en cada beso
eres vida, renacer y encuentro.

© clipp
Ricardo Medina Covarrubias,

(Sobre cómo la realidad se configura mediante diversos escalones de vida traslapados. Desde sus orígenes mecánicos en la repetividad, hasta su encarnación plena, en el amor compartido).

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viernes, mayo 18, 2007

Conciencia de ti

La primera vez que me asomé a tus ojos, no pude contener júbilo de reconocerme en ti. Salí desnudo y feliz, gritando por las calles del encuentro, con el regocijo a flor de piel. Y me encontré también con mil locos entusiastas, igual de deslumbrados e igual de santos, bailando espontáneamente en hermandad.

Aprendí entonces que tus ojos son cualquier par de ojos y comenzó a dolerme tanta inequidad. Me irritaron la injusticia sistemática, el vandalismo corporativo y la rapiña planetaria. Acaricié cada vez con más nostalgia la idea de regresar a la edad de la inocencia, cuando todo estaba bien.

Recién, al darme cuenta que también he esgrimido la daga de la traición, he tocado fondo. Pareciera que después de todo no hay remedio para la raza. Haría falta otro borrón y cuenta nueva en forma de un gran asteroide o alguna guerra biológico-nuclear. Pero en mis borrascas deprimentes me faltó notar el aliento de tu contacto. Perdido en un discurso autogenerado, necesité del silencio para aprender a confiar otra vez.

Después de deambular errante y sorprenderme en el vértice de la tragedia, me refugio ahora en ti. Tu mirada, paciente y sutil, me lleva de nuevo a verdes praderas para reparar mis fuerzas. Hay regocijo nuevo en tu mirada, ahora, con aliento recobrado, busco más instantes eternos, sabiéndolos perennes y elusivos a la vez.

Los ciclos son de extensión exacta y todo sucede sin razón obvia en el momento, para poderlo resignificar. Por todo lo que ha sucedido, gracias. Para todo lo que vendrá, la respuesta es sí.

© Ricardo Medina Covarrubias, clipp
18 de mayo de 2007

-- dedicado a un budista y a un ateo, entrañables.

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domingo, diciembre 03, 2006

Re-conocerte

Me asomo de nuevo al mar avellana de tus ojos, que creo conocer, para trasladarme a un tiempo sin fragmentos. Pinta la luna con haces de plata el cielo abierto. Y cada uno es un destello de “te quiero amor” que impregna todo en gran contento.

Son ya varios ciclos sin pausa en los que ecos de tu risa atesoro en el relicario del encuentro. Cada resonar me lleva a una realidad insospechada, más amplia, más fecunda y más perfecta. Y cada campanada es gracia y agradecimiento.

Todo día descubro en ti un nuevo haz de vida que impregna de vida el transitar. Es aliento que impulsa el rumbo, entibia la jornada y resguarda en el desvelo. Y tras tu mirada, en tu sonrisa y con tu aliento es que re-conozco tu amor de siempre y el amor de encuentro.


clipp, 3 de diciembre, 2006
© Ricardo Medina Covarrubias

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jueves, octubre 12, 2006

Realidades compartidas

Viajamos en ritmos conjugados y cual notas garrapateadas en el pentagrama de la vida. Cada quien pendido de su línea y anhelando hacer acorde y armonía: me Re-encanta tu sonrisa de Sí mi amor. Atravieso la danza de los tiempos meciéndome al contacto de tu suspirar.

Transitamos en vehículos cotidianos y muchas veces en sentido contrario por la calle de la amargura. Cada quien insiste hasta toparse de frente con un concurrido plantón de manifestaciones que murmuran desazón. Y entonces descubro la pasión compartida de multitudes que esperan sentadas un cambio en el color en la luz. Atravieso la rutina de mil distancias hacia la tersura de tus caricias.

Proyectamos en instantes eternos nuestras miradas y sonrisas, hechas cual si fueran castillos en el aire. Cada quien erige catedrales en franca realidad o socava corazones en árboles furtivos según lo libera o constriñe su respectivo contexto. Atravieso las galerías de mi mente, a veces con asombro y a veces con temor, deseando cubrirte a besos bajo cada arco y en cada recoveco.

¿Qué hacer con tan poco espacio y con menos tiempo? ¿Podré separar lo indivisible y fundirme en tanta valía, serenidad y destello?

© clipp, Octubre 12 de 2006
Ricardo Medina Covarrubias

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martes, septiembre 27, 2005

Semillas

¿Por dónde he de deambular esparciendo semillas y sembrando inquietudes?

He recorrido el vientre del anhelo, el alba del encuentro y el foro descampado. Me honran el suspiro que me recibe en un te quiero, la idea que florece al entendimiento y los rostros asintiendo en dialogar franco. Mi pregón es caricia en tacto, compartir en ideas y diálogo en el espacio. No sé, también pudieran ser ideas dialogadas en espacios compartidos con mucho tacto.

Seguiré en el darme día a día. Es por esta realidad de Entrega que me embelesa y sobrepasa. Esparzo las semillas que ido recogiendo en el camino, simientes de vida que comparto, sin haber sido nunca el dueño.

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jueves, septiembre 01, 2005

Traspasar las Formas

Me reflejo en tus ojos y eso me basta para amarte. Muy poco me importan los rituales que pretende la rutina. No me satisfacen los protocolos que clama la etiqueta. Y así te contemplo, suspendido en el ocre de tu guiño y en las bugambilias de tu beso.

Traspaso el abrazo y el contacto. Me lleno de gozo con el alba que representa reencontrarte cada día. Es en el saludarte que me reconozco hallándote y me encuentro en una entrega sin prejuicios.

Acepto lo que me compartes y me inunda el gozo de tus palabras de aprecio. Ahora se desdibujan la letra, la creencia y el contrato, tomando su lugar la mirada, el encuentro y el acto diario. Tal vez estas nuevas realidades sean mañana también formas y nos fundamos en una intimidad más allá de cualquier velo...

© Septiembre 1, 2005

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lunes, agosto 15, 2005

Viento

Aún de lejos, estoy junto a ti. Me he transformado en el viento, para susurrar en tu rostro y alborotar tus cabellos. Quiero ser el aire que envuelve tu cuerpo y se cuela en tu respirar. Soy mil partículas invisibles que gozan de tu presencia y viven más cerca de ti que de mí.

Quiero besarte de noche con calma y dulzura sin fragmentar tu dormir. Anhelo tomarte en mis brazos, envolverte de amor y perderme en tus curvas. Sueño con tu pasión de mujer, en suaves murmullos “amor mío, quédate allí”. Me he convertido en mis besos, anhelos y sueños, con la única meta de estar junto a ti.

He de estar a tu lado por siempre. Comparto recuerdos, espacios, ideas, visiones y otras cosas más por venir. Me albergo en tu mente, busco una alcoba pequeña en tu armonía interior: un soleado rincón arbolado donde la brisa susurre sin despertarte del sueño, mi amor.

Me has adoptado y eso me hace feliz. Soy ahora viento, frase y poema que habita por siempre dentro de ti.

© 17 de mayo de 1999.

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Susurros

Hoy he salido y he oído al viento susurrándole canciones a las hojas de los árboles. En mi camino, las aves exhiben con júbilo sus cantos al calor del sol brillante. Hoy mi sonrisa contagia de sonrisas las caras en mi vida.

Y es que hoy recuerdo que posees el poder inmenso de la vida. Hoy revivo mi anhelo de entregarme y ver como albergas en tu ser el destino de nuestro mañana. Te encuentro y descubro en tí a la otra humanidad perdida y recuperada.

Recibes, provees y compartes abundancia. ¿Te enseñó la Madre Tierra? Encuentro alimento en tu sonrisa, cobijo en tu regazo, pureza en tu llanto. Me descubro en el reflejo de tus ojos y el encuentro imita el susurro del viento entre los árboles…

© Mayo 10, 1999

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